martes, 1 de febrero de 2011
¿Toda mujer adora a un fascista? ...
Qué pasa con este miedo
al que parece me estoy acostumbrando…
Lo guardo aquí despacito
para tenerlo como el arma que me convierte
siempre en víctima.
El miedo a lo que no sé
a lo que no puedo controlar
a los otros y sus futuros y posibles daños.
Was ist denn los?
Me doblo ante una maquinaria dura
me ablando ante el gesto autoritario
y finalmente dejo que me domine
Cuando ya me tiene bajo sus botas
me desecha
me desprecia
¿Por qué termino bajo las suelas si tengo dignidad?
¿Toda mujer adora a un fascista?
¿Qué tengo adentro para
comportarme de esta manera?
¿Y las que estuvieron antes?
Aquellas iniciaron esta cadena de acontecimientos
que perfora nuestros esqueletos.
Hay que levantar del fondo del mar a la mujer-esqueleto
conocer cada una de sus miradas huecas
y desenredarla del ovillo de la vida para que resucite
someterse a la calma de la razón
y entender que no es necesaria la bota negra en la cara
para odiar.
O perdonar.
De Turbulencia (2005) , de Rocío Silva Santisteban
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