Año del centenario de José María Arguedas

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sábado, 16 de julio de 2011

"La ciudad con todas sus letras", por Enrique Planas ...


Faltan unos días para que se abran las puertas de la Fil Lima 2011 , y Enrique Planas nos cuenta los detalles y nos da un alcance sobre la participación de Venezuela como país invitado

FUENTE : ElComercio

Ya comienza la edición 16 de la Feria Internacional del Libro de Lima. Este año con una alineada representación de Venezuela. Será una ocasión especial para (re)descubrir el país llanero, más allá de los tópicos y las ideas preconcebidas sobre el gobierno de Hugo Chávez. Desde este miércoles 20 hasta el 2 de agosto, podremos pasear por el Parque de los Próceres de Jesús María para respirar literatura en cada rincón. La presencia de los escritores y la exposición de miles de libros al alcance de todos hacen de esta feria un referente para todos aquellos que quieren encontrar la letra escrita a pie de calle. Con 275 stands exponiendo más de 150 mil títulos de libros originales, la diversidad es la característica principal de nuestra feria librera. Pero también es posible descubrir las tendencias que pueden advertirse leyendo entre líneas. Veamos.

MIRANDO AFUERA
De un tiempo a esta parte, resulta claro que son las novedades literarias internacionales las que reciben la mayor atención no solo de los lectores, sino también de los medios. Eso ha llevado, con el tiempo, a que las editoriales prefieran apostar en la FIL por sus lanzamientos literarios internacionales y programen la promoción de sus autores locales fuera del gran evento.

En efecto, este año suman 23 las representaciones internacionales y se espera con entusiasmo los lanzamientos de las últimas publicaciones de los chilenos Jorge Edwards y Arturo Fontaine, la puertorriqueña Mayra Santos Febres, la mexicana Margo Glantz, el colombiano Juan Gabriel Vásquez, premio Alfaguara 2011, los argentinos Marcelo Birmajer y Washington Cucurto y el español David Lozano. Entre tanto, este año la lista de novedades locales publicadas por escritores reconocidos resulta particularmente breve: “Hombres de mar” (Santillana), la última novela de Óscar Colchado; “El árbol del tesoro” (Planeta), la incursión de Alonso Cueto en la narrativa infantil; “Cartas desde la azotea”, el más reciente poemario de Domingo de Ramos, y “Kafka. Tres historias”, de Carlos Calderón Fajardo, representan las publicaciones de escritores peruanos de renombre en la feria.

Para Liliana Minaya, gerenta general de la Cámara Peruana del Libro (CPL), este desequilibrio tiene que ver con la dificultad de las editoriales locales para promover a los autores nacionales frente al alud de visitantes. “Suele suceder que los escritores extranjeros centralizan la atención de los medios y su promoción resulta mucho mayor, aun cuando en términos de ventas no le resulta mal a un autor local presentarse en la feria”, dice. Este fenómeno es comprensible, puesto que la feria es la única institución, además de los aislados esfuerzos del Centro Cultural de España o del Goethe Institute, que trae a Lima escritores internacionales. Un contrapeso a esta situación resulta la miraflorina Feria Ricardo Palma, que se realiza anualmente entre octubre y noviembre, dedicada casi íntegramente a las novedades de autores locales.

UNA VENEZUELA DEMASIADO OFICIAL
Es costumbre que sean las cámaras del libro de cada país, compuestas en gran parte por editoriales privadas, las que participen activamente en la preparación de la presencia de cada país invitado de honor en la feria. Este año, sin embargo, fue el Centro del Libro de Venezuela, órgano dependiente del Ministerio de Cultura de este país, el que determinó cómo será la presencia del país que este año celebra el bicentenario de su independencia. Y lo hace con una delegación de escritores cerrada a cualquier voz disidente del discurso chavista. En efecto, la gran mayoría de los autores que nos visitan son funcionarios oficiales, y los temas sobre los que disertarán en la feria no tienen que ver con el recuerdo de la obra de autores tan memorables como José Vicente Abreu, Carlos Noguera, Adriano González León o Salvador Garmendia, sino que abundarán en la promoción de las actuales iniciativas de gobierno: “Políticas Editoriales del Ministerio del Poder Popular para la cultura de Venezuela”, “Clase media y revolución”, “Las dictaduras en la literatura para niños y jóvenes” o “Plan editorial del ALBA” son algunos de los títulos de las conferencias, acompañadas por presentaciones de libros como “Memorias de la insurgencia”, “América Latina y el Caribe en la agenda de la política exterior estadounidense” o el entusiasta panegírico “El fenómeno Chávez: sus orígenes y su impacto”, de Steve Ellner. Preferimos las charlas “Andrés Bello, nuestro desconocido”, a cargo del poeta Luis Alberto Crespo, o la presentación de los libros “Peregrinaciones de una paria” de Flora Tristán y “Llanto entre paredes” de Jorge Luis Alfonzo, editados por el sello El Perro y la Rana.

¿Cuál es la causa para una presencia tan monolíticamente chavista de la delegación venezolana? Para Minaya, es responsabilidad del país invitado convocar dos o tres instituciones para armar la delegación, como son, por ejemplo, el Ministerio de Cultura y la Cámara del Libro. “Pero en este caso –explica–, a la Cámara de Venezuela no le es favorable trabajar con el Estado, y era claro que el Estado tampoco quería financiar la participación de las empresas privadas. Ha sido el propio país el que no ha podido reunir a los sectores público y privado”, señala.

UN ESPACIO DIVERTIDO
Pero en la Feria del Libro no se hablará solo de literatura, historia o políticas de Estado. En el último lustro, los directivos de la feria han comprendido que, para alcanzar las cuotas de visitantes proyectadas (este año aspiran convocar a 250 mil lectores) es necesario no solo diversificar la oferta editorial, hacer una fiesta especialmente entretenida y abrazar sin rubor la cultura del espectáculo.

El secreto es el balance. Un ejemplo de ello: presentar en el día de la inauguración de la feria homenajes al maestro José María Arguedas seguidos por la presencia de la gravitante escritora mexicana Margo Glantz, mientras que en otro auditorio el periodista Beto Ortiz entrevista a su colega argentino Luis Corbacho. El ex amigo íntimo de Jaime Bayly trae a Lima su libro “Morir maquillado” (Estruendomudo). Como puede verse, en la feria hay espacio y tribuna para todos.

“Ya son seis años que hemos cambiado el eje de la comunicación de la feria. La FIL Lima se basa en los principios de promoción cultural y editorial; sin embargo, la comunicación está dirigida para los no lectores. Esta política nos ha traído resultados: en los últimos cinco años hemos triplicado el número de visitantes”, afirma la gerenta de la CPL.

ATENCIÓN, FAMILIAS
Las ferias del libro funcionan, para bien o para mal, como un “baño de cultura” anual donde el público, no acostumbrado a visitar librerías, intenta con obsesión fetichista conseguir la firma de un autor, así como cazar ofertas y nuevos lanzamientos. La feria limeña, sin embargo, tiene una personalidad especial: sus altísimas ventas de textos para niños indica que la FIL es el espacio ideal para que los padres enriquezcan la biblioteca de sus hijos con la esperanza de desarrollar en ellos el hábito de lectura. Una oportunidad que ellos, posiblemente, no tuvieron. “Un 35% de las ventas proviene del libro infantil –advierte Minaya–, eso es un dato muy claro. La asociación educación/futuro es clave para los padres peruanos. Por eso estamos trabajando campañas con la población adulta para que los padres no solo compren libros a sus hijos, sino que den el ejemplo leyendo con ellos. De nada ganamos dando libros a los niños si sus padres viven pegados al televisor”.

Por ello, este año la Cámara del Libro ha dedicado buena parte de sus instalaciones a los lectores más pequeños. En el auditorio infantil se realizarán espectáculos de cuentacuentos, talleres y títeres, además de incluir una ludoteca infantil y una zona de diversión en un vagón de tren adecuado por la Municipalidad de Jesús María. “Se trata de hacer una feria más lúdica y familiar”, nos explica Doris Moromisato, responsable de la programación cultural de la FIL Lima.

Y POR FIN, OFERTAS
Una feria que aspire alcanzar 7 millones de soles en ventas tiene claro que su público espera oportunidades de compra que no existen fuera de su recinto. Por ello, para la gerenta de la CPL, se ha reforzado en los últimos años la necesidad de ofrecer al visitante ofertas en sus títulos. “Antes la feria era muy criticada porque el público encontraba los mismos libros y los mismos precios que en una librería. Pero cada vez menos gente sostiene eso. Ahora los expositores preparan ofertas y novedades para la feria”, afirma. Como se ve, razones sobran para acercarse al tibio fogón de la lectura.

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