Año del centenario de José María Arguedas

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sábado, 11 de febrero de 2012

Entrevista a Alberto Fuguet ...




En el blog de Carlos Sotomayor encuentro una breve entrevista hecha por él al escritor y cineasta Alberto Fuguet sobre sus nuevos proyectos en cine y literatura.

Fuente:CarlosSotomayor

Alberto Fuguet no se detiene. Tiene en mente, en la actualidad, varios proyectos creativos, como la escritura de Sudor, su próxima película a filmarse en Iquitos. En esta entrevista Fuguet habla de eso y de Aeropuertos (Alfaguara, 2010), una novela que retrata la relación conflictuada entre un padre y su hijo, y que, además, establece dialogos con sus primeras novelas.

Entrevista CARLOS M. SOTOMAYOR

¿Cómo se origina Aeropuertos? ¿Es verdad que a partir de una escena que presenciaste entre un padre y un hijo que no se hablaban?

Hace tiempo. Partió en viaje. Creo que iba a Cali vía Panamá y vi a un adolescente enchufado en unos audífonos bastante grandes. Y no tenía cara de irse de vacaciones. No estaba con su padre pero me imaginé que iba a verlo. Le tomé una foto sin que se diera cuenta. Y luego me acordé del cuento de John Cheever llamado “Reunión”, sobre un encuentro de un padre que no ha visto a su hijo en años, pero en una estación de tren. El asunto es que eso dio paso a un guión que escribí y filmé muy rápido. El corto se llama 2 Horas y es mi primer trabajo audiovisual garage, en el sentido que en ese momento pensé que para hacer cine. Y capté que podía hacer cine digital, con cámaras pequeñas, sin fondos concursables o grandes presupuestos, y nada… todo funcionó y fue un agrado. El corto está en Cinepata.com hasta quedó en Rotterdam: http://www.cinepata.com/peliculas/dos-horas/ Durante el rodaje, que fue muy rápido, Pablo Cerda, que hace de papá, me preguntó que cómo llegó su personaje a ser el padre de un adolescente. Ahí me di cuenta que había una historia mayor que contar y empecé a pensar. Es decir, Aeropuertos nace de un guión que se transforma en un corto que da paso a una novela corta. Es decir, una adaptación 100% al revés de lo que sucede por lo general. Por eso me cae extremadamente bien el libro.

Al leer Aeropuertos encuentro vínculos con tus primeras novelas. Incluso hay guiños como la presencia de un personaje de Por favor, rebobinar.

Totalmente y fue a propósito. Mala onda estaba por cumplir 20 años. Yo intenté después, sin lograrlo, hacer una novela “continuación” llamada Matías Vicuña acerca de estos 20 años que han pasado, esto de pasar, por decirlo de manera tecnológica, del cassette al iPhone, de la ansiedad de conseguir o acceder a una revista de cine o música al torrent o a imdb. Y capté que no estaba resultando. Entre otras cosas porque ya había escrito Aeropuertos. Y sí, sin duda es un guiño pero también es revisitar esos libros iniciales y llevarlos más allá. Está ligado al comienzo de Mala onda que parte en un aeropuerto de otro país y, en efecto, está Lucas García mayor de Por favor, rebobinar… y también aparece el protagonista de Velódromo. Me interesó ver cómo mi generación no creció del todo… y cómo hemos vivido estos veinte años. Cómo la tecnología de alguna manera nos ha aislado, de alguna manera, y llenado de juguetes. Otra cosa: partí escribiendo Aeropuertos post Missing. Quería hacer algo bien distinto, más parecido a lo “típico mío” puesto que me estaba cansando eso que todos decían que Missing era lo mejor mío sobre todo porque “no tenía nada que ver con mis libros anteriores”. Nunca estuve de acuerdo con eso: Missing tiene que ver con tipos medio perdidos, con USA, está plagado de referencias pop. Sabía que Aeropuertos no iba a ser considerado el libro del año. A veces uno necesita crear algo para no sentirse “tan premiado” o “en la cresta de la ola”. Aeropuertos ha funcionada muy bien pero más con mujeres y padre jóvenes que con la crítica en sí.

¿Cómo tomaste la celebración de los 20 años de la publicación de Mala onda?

Bien. No me siento más viejo o acabado. Me encontró con la decisión de no hacer la continuación. Eso fue bueno. Abandonar ese proyecto. Y con sorpresa, claro. Mala onda fue bien vilipendiada y quedó un poco la idea los primeros años que era una moda, un libro de verano, algo que pasaría. Yo mismo jamás pensé que llegaría a vender tanto durante tantos años y que, en el fondo, cada vez que un tipo cumple 16 o 17 años, hay un lector potencial. Que además ahora se lea –no obligatoriamente– en el colegio es, por decir lo menos, freak e inesperado y loco.

Encuentro vínculos entre tu literatura y tu cinematografía. Imagino, por ejemplo, que sus protagonistas podrían juntarse a tomar unas cervezas. Lo digo porque tienen cosas en común. ¿Lo ves así?

Sí de todas maneras. Ojalá, digamos, porque sino todo sería muy esquizofrénico o escindido. Me encanta eso, que mis protagonistas puedan juntarse a tomar chelas. O en una fiesta se juntarían en una misma esquina y hablarían entre ellos porque no sabrían mucho cómo conectarse con el resto. Son parientes, primos. Tienen el mismo ADN, sin dudas.

¿Qué me puedes adelantar de Música campesina?

Es raro adelantar porque para mí es algo tan antiguo. Se estrenó acá en Chile en octubre pero en Lima se dio en el Festival de la PUC en el invierno. Pero creo que es una cinta que también dialoga con mis libros y mis otras películas. Muchos dicen que es como Missing con música. No sé si es para tanto. Es acerca de un chileno a la deriva en Nashvilla, la cuna de la música country. Casi no sabe inglés y no se siente parte de nada: ni de los gringos o de los latinos. Es una cinta bilingue, filmada en USA, que mira el tema de la inmigración de otra manera, creo, y que indaga en lo hibrido, en la sensación de estar a la deriva, que explora temas como de dónde uno es o si la nacionalidad es un tema inherente a uno o no. Le ha ido muy bien en festivales y acá ganó el Valdivia. Lo que me gusta es que, a pesar de ser un tanto triste, también es cómica.

Tengo entendido que preparas una nueva novela. ¿Cómo va eso?

Ando, como es típico en mí, en varias cosas. Estoy empezando una novela y también dándole vueltas a un libro de relatos que se lean como novela. Pero antes saco, ahora en junio, un libro-bitácora de no ficción que es acerca de cine y crear cine y tiene trozos de mis guiones y vendrá con el dvd de Música Campesina y que se llama Cinepata. La editorial UDP editará una crónica pop que hice el 89-90 durante la transición llamada Capitalinos. Y ahora estoy partiendo con un libro-investigación que me tiene reentusiasmado: 70/70, un libro de crónicas-críticas acerca de 70 películas norteamericanas filmadas durante la era de oro del cine norteamericano de los 70. Ah: y ando editando un documental llamado Locaciones acerca de La Ley de la Calle de Coppola. Y escribiendo ahora Sudor, la cinta que haré –espero– a comienzos del otro año en ¡Iquitos, Perú!



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