Año del centenario de José María Arguedas

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domingo, 2 de enero de 2011

Daniel F.: casi 30 años de un rockero y solista de la calle que lo aprendió todo "en canciones" ...



FUENTE : ElComercio.pe
Según los años: el fundador de Leusemia, el solista en “Kursiles Romanzas”, el rebelde que manda “A la mierda lo demás”, el mil y un oficios que hizo de carpintero y tapicero, el genio con “Yasijah”, el compositor del jingle de “Vale la pena soñar”. El cantautor cumple 50 años este 04 de enero

ALFREDO ESPINOZA FLORES
Redacción Online

Él no es punk. Tampoco poeta. No es trovador ni se considera escritor. Se llama Daniel Valdivia, pero sus seguidores lo conocen simplemente como Daniel F. Luce prácticamente igual que cuando se inició en el rock n’ roll y como solista en 1983, cuando tenía 22 años. Y asegura –pese a algunas señales que lo podrían contradecir- que sigue siendo el mismo. “La única diferencia es que ahora tengo un equilibrio emocional que me permite ver las cosas más fríamente”.

El cantautor cumple este 04 de enero 50 años y casi 30 en la música. Con más de cinco álbumes de estudio, varios discos en vivo, un tributo, y mil y un maquetas y producciones como solista, el líder de Leusemia tiene ya unos diez años desde que dejó los trabajos eventuales y se dedicó de lleno a la música, un oficio que sin lugar a dudas le ha dado las mayores satisfacciones personales.
DANIEL F. A LOS 20’SInfluenciado por el gusto musical progresivo de su padre, Daniel F. se rindió ante la búsqueda de géneros no convencionales para sus amigos contemporáneos. Se volvió fan de Pink Floyd, Bruce Springsteen y Faces, entre otros reconocidos artistas, y formó Leusemia junto a su hermano Kimba y otros músicos.

Al contrario de lo que se pueda pensar, su debut sobre los escenarios estuvo exento de nervios. Al principio -“como nadie nos conocía no teníamos ojos encima”- subía a tocar sin pensar en lo que puedan pensar los demás. A diferencia de la mayoría, los nervios crecieron con el paso de los años: “Ahora tenemos más presión: la gente está pagando para vernos, tienes que dar más de ti”.
En octubre de 1983, un grupo de rock n’ roll tomó por asalto la escena local. Leusemia (con Daniel, Kima y Leo Escoria) empezó sus primeras presentaciones en La Caverna, en el jirón Moquegua. Su aparición puso de cabeza el espacio musical peruano –a diferencia de otros, tocaban sus propias canciones y en castellano- pero tres años más tarde anunciaron un receso que tomó unos 10 años. El disco “Leusemia” (1985) no tuvo mucha difusión, pero era la primera piedra del nacimiento de un mito musical.

La separación no calló a Daniel F. Entre 1986 y 1990 su inspiración tuvo un momento cumbre: grabó 11 casettes. Lo más destacado fue “Kursiles Romanzas”, hasta ahora uno de los mejores trabajos del cantante. La producción continuó, pero su siguiente década vendría con una grata sorpresa.

DANIEL F. A LOS 30’S
A sus 34 años, Daniel F. era un consolidado cantautor en la movida subterránea local, pero un as bajo la manga lo devolvería a sus orígenes: Leusemia se volvió a juntar en 1995 y desde ese momento ha emprendido un vuelo ya difícil de divisar cuán lejos llegará. “Algo que ha nacido de las mismas raíces y de la misma emoción de la gente no va a morir”, asegura. La vuelta fue celebrada por los rockeros, pero criticada por otros, que “lo vieron como un retroceso”.
Sea como sea, el “A la mierda lo demás (asesinando el mito)”) (1995) tuvo una pegada descomunal. “Al colegio no voy más”, “El asesino de la ilusión”, “Oirán tu voz, oirán nuestra voz” y “Por las sendas del pastel” se convirtieron en grandes himnos.

Tres años después, a los 37 años, Daniel F. sorprendió con una producción más ambiciosa: el “Moxón (El Estokastiko viaje de Defekon I a través de los tiempos)”, considerado de lo mejor del rock nacional de este año, se alejó del rock n’ roll y surcó por suelos progresivos. Él mismo se considera un artista siempre buscando nuevos horizontes musicales. Canciones más largas y más instrumentales definían al nuevo Leusemia.

Como para no perder el buen momento, la banda lanzó su cuarto álbum, el más logrado de todos para muchos: “Yasijah: Leusemia y el Ensamable Filarmonico y Coral de la ciudad de Lima”, aún más progresivo, más experimental y con más tiempo de duración por tema. “Yo pienso en ti” (cover de Fernando Ubiergo), “Dunas de Sal” y la pretenciosa “Yasijah” sobresalieron. “Ese disco nos permitió llevar a un público más amplio”, comenta el músico, y agrega que ese álbum marcó su reencuentro con la música que escuchaba de más pequeño, antes de formar el grupo, una especia de dejà vú que le hizo recordar las épocas de adolescencia junto a su padre.
Otros discos editados en esta época son “Al final de la calle (los sótanos de la angustia” (2000), que incluye grandes temas como “Gatos de bronce”; y los álbumes en vivo “El Infierno del Némesis” (1998) y “Zona 103 – En vivo Radio Nacional” (2000).

Cerca del fin de su tercera década de vida, se despidió de los trabajos eventuales (había sido desde carpintero y repartidor de artefactos, hasta metido en tapicería, limpieza e ingeniería de sonido) y empezó a dedicarse íntegramente en la música.

DANIEL F. A LOS 40’S
Qué mejor forma de empezar la cuarta década que lanzando un emotivo disco que se acurrucó en el fondo de muchos corazones. “Memoria desde Vesania” (2002) marcó los 41 años de Daniel F. y definitivamente su consolidación como solista en el siglo XX. “Memorias”, “El Naufragio De Los Océanos”, “Vesania”, entre otras, son de las más pedidas en sus shows.

El segundo álbum de estudio fue “El Origen de los fundamentos” (2004), en donde destacan “Me cuesta tanto el entender que tú no estás aquí” y “Si alguna vez vuelvo a verte”, y lo siguió “Zafiro de las Galas” (2007), basado en los nombres de sus gatos.

Con Leusemia grabó “Hospicios” (2004), pero un año antes salió el “Tributo a Leusemia” (2003), por los 20 años de la banda (colaboraron Campo de Almas, Chabelos, Cementerio Club, Ni voz ni voto, Inyectores, Rafo Ráez, entre otros).

Ese mismo año su vida se hizo mediática. El personaje introvertido de pronto acaparó las primeras planas de los diarios sensacionalistas y hasta apareció en televisión acusando a su bajista, Lucho Sanguinetti, de acostarse con mujeres siendo consciente de que este era portador del VIH y sin decirles. Un capítulo que el mismo cantante se ha encargado de sepultar solo con silencio. Un tema cerrado en su vida.

Los álbumes en vivo continuaron: “El ojo de las nebulosas” (2005) y “Leusemia en el Rock en el parque VIII” (2006). En 2008, a los 47 años, lanzó el DVD “La noche de los 25 años”, conmemorando el mismo tiempo de la banda.

DANIEL F. A LOS 50’S
Este martes 04 de enero Daniel F. cumple 50 años. Si le se le habla de críticas, él dice: “Soy tan vanidoso que solo veo los aplausos”. Si se le pregunta si se considera una influencia para sus seguidores, él contesta: “Será por mi actitud frente a la industria. Yo no espero hits”. Cuando se le recuerda que en los últimos años ha teloneado a bandas de peso internacional e historia como Kiss y Smashing Pumpkins, él minimiza su participación: “No me parece importante con quién toque, pero sí es un buen reto tocar frente a gente que no te ha escuchado”.

Con casi treinta años en la escena, el cantautor asegura que prácticamente sigue siendo el mismo. Fuera de la evidencia obvia del paso de los años, luce igual: me recibe con lo que tenía puesto en su intimidad mientras componía, con un chullo que apenas deja al descubierto unos cuantos pelos en la frente. El mismo ‘look’ con el que me dejó entrar a su hogar varios años atrás.

Pero ahora ya no vive en la Residencial, sino en Miraflores. El rock n’ roll dio paso al progresivo y hasta con sinfónica incluida. De un momento a otro se vio cantando junto a Gian Marco y Joaquín Mariátegui de Bareto (además de Pelo Madueño y Marcelo Motta). Algunos dirían que su imagen de punk se borró con el paso del tiempo, pero él se adelanta y no se cansa de aclarar que su música nunca fue punk.

Justamente de eso es de lo único que se arrepiente. “Si volviera al 83, daría más entrevistas a los medios”, dice, con el propósito de crearse una imagen más exacta de su personalidad y de su música. Pero ya está dicho: los fanáticos undergrounds peruanos lo reciben con los brazos abiertos, sean punks, rock n’ rolleros o amantes de la trova (algo que también niega ser, trovador).

El jueves cantó en La Noche de Barranco antes de recibir el 2011. No le importa lo que le depara el futuro: él dice que no hace planes, que ya se verá. De él podríamos esperar muchas cosas: seguramente ya no los mil y un trabajos que realizó, pero sí incursionando en nuevas búsquedas musicales (no hay que olvidar sus ‘jingles’, el más recordado el que hizo para “Vale la pena soñar”), acaso cada vez más introspectivas y cada vez más destacables. Como su carrera, su verdadera escuela y el rock n’ roll que le “dio más lecciones”. Un aprendiz de la vida mediante temas, como él mismo dijo: “Lo que no supe en los salones, lo aprendí de canciones”.

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